Nota: 5/10
El Universo Cronenberg es indiscutiblemente fascinante mire por donde se mire. Desde grandes títulos de culto (Crash, La Mosca, Videodromo), el canadiense ha estado siempre en el reflector o en el lente de la cinemanía mundial. Pero, (siempre los hay) soy de los que en sus últimos trabajos he visto un ligero decaemiento en su filmografía. Ya en "Un método peligroso" lo anunciaba cuando el film se tiraba más al tedio y a un inoperante discurso filosófico y psicológico sobre el comportamiento humano. Ahora su último trabajo, Cosmopolis (que no tuvo una agradable recepción en Cannes) viene a confirmar ello.
Cosmopolis es la adaptación de una novela de Don DeLillo. Con el capitalismo a punto de extinguirse, los disturbios se extienden por Nueva York. El joven multimillonario Eric Packer se dirige en su limusina a cortarse el pelo en su peluquería favorita. Eric descubre que alguien quiere asesinarle a la vez que el caos se apodera de su imperio.
Para ver su cine, hay que ir mentalizado, Cronenberg no siempre es fácil de digerir, pero en la mayoría de ocasiones deja un poso que el espectador es capaz de adquirir. Recordar cintas como Una historia violenta (mi favorita), Spider, Promesas del este, Crash, etc, donde el factor humano y psicológico eran presentadas de una manera mucho más concisa y profunda y de una realización más trabajada, era un verdadero deleite, pero en Cosmopolis ocurre todo lo contrario.
La película parte de una manera atractiva pero a medida que el metraje avanza las acciones se vuelven cansinas, aburridas y reiterativas, abocando en extensos discursos reflexivos cargados de excentricidad y con la escasa capacidad de llegar a cavar algo profundo en la mente de quien lo observe (aunque comprendo que a muchos les fascine este ejercicio de cine). El film es una continua guerra psicológica que atañe poco interés al desarrollo de la cinta, aunque es necesaria se percibe inhóspita. Cronenberg juega sus cartas desde el inicio, y aquellas cartas se repiten de manera ininterrumpida hasta su final, haciendo que lo atractivo se vuelva agobiante y deseando que los múltiples monólogos acaben. Como llamado crítico o reflexivo sobre el final del capitalismo, o la caída del imperio en medio de la decadencia mundial con tintes apocalípticos el film resulta interesante, pero la visión queda corta o es mínima, aunque ciertamente se pueden dar muchas más lecturas.
Cosmopolis me deja frío, aunque su atmósfera está notablemente construida (se percibe la pesadez del ambiente y los personajes lo comprenden y actúan de dicha forma), y su guión no tiene fisuras, el resultado es algo frustrante, porque conociendo al director, quizá faltó atrevimiento o algo de exotismo que incendiara la pantalla, con el sello característico de sus otros films. Es asombrosa, pero el desafío no lo cumple con creces; quizás hasta un cierto halo de pasotismo o poco implicación en el trabajo puede que se sienta.
Ahora bien, en el film todo está justificado y no se puede decir que hay algo que sobre, o esté de más, cada personaje Pattison, está implicado en su personaje como representante simbólico del capitalismo y sorprende en una buena actuación, pero los secundarios son los que más se lucen, en especial Samantha Morton y Paul Giamatti. La puesta en escena, como dije, está muy bien elaborada, esa gélida sensación de perdición muy bien recreada. Pero poco más que decir...
En resumidas cuentas, un film crítico e interesante pero lleno de verborrea y con un pasotismo agobiante; estimulante para algunos, cansino para otros. A mí Cronenberg me queda debiendo.