Oliver Stone, Michael Douglas y Héctor Babenco en Cannes.

Cannes, Francia, 14 may (PL) Se puede caminar por el boulevard de La Croisette en Cannes y tropezarse con grandes figuras del cine mundial, o por lo menos disfrutar del espejismo de que los rostros con gafas oscuras son los que pensamos.

Las noches no terminan nunca en esta hermosa ciudad de la Cóte dÂ�Azur de Francia, con muchos toques de séptimo arte en el más profundo espíritu crítico y descarnado, las salpicadas "light" de la farándula, modas y estrenos musicales.

Michael Douglas llegó ayer aquí y viene con Oliver Stone al estreno internacional de Wall Street: Money never sleep" (el dinero nunca duerme), en el cual el "tiburón" sufre la crisis financiera.

Una película que puede decir mucho en momentos en que Europa se tambalea como consecuencia de la debacle griega, los sismos en España y Portugal y una debilidad del euro inesperada. De todas formas, no compite por la Palma de Oro. Tampoco Robin Hood.

Stone viene cargado de proyectos realizados y algunos para el futuro próximo, como el debut universal de "South of border", sobre las nuevas realidades suramericanas, en tono documental y en una gala especial en Madrid la próxima semana.

Héctor Babenco, el exitoso director argentino-brasileño, retorna a Cannes 25 años después del primer encuentro con el público de "El beso de la mujer araña", que dio el Oscar a William Hurt y destacó al desaparecido actor puertorriqueño Raúl Juliá.

La novedad es que el largometraje viene remasterizado y ya se puso con notable éxito en el apartado Cannes Classics y volverá a pasar en estos días.

"Hay varias generaciones que no conocen la película, ni siquiera han oído hablar de ella, así que esta versión remasterizada es una oportunidad", comentó a la prensa Babenco, de 64 años de edad.

Entre las pinceladas de color de Cannes se inscribe la cinta del actor y realizador francés Mathieu Amalric, con un grupo de veteranas bailarinas de cabaret en un viaje a través de Francia en la película "Tourné".

Striptease burlesco con notas de drama social en un recorrido también en la cuerda documental. De mujeres que defienden un oficio de rupturas de estereotipos y con sus capítulos personales de trasfondo.

Como cine, Amalric no logró convencer del todo a los críticos, aunque aportó un pasaje singular con la presencia de las protagonistas del film y de la historia.


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