8/10
Dentro de algunos años la tierra dejará de alimentar a la humanidad. Las cosechas se perderán, las tormentas de polvo y arenas serán constantes, y solamente lo que fue el "hoy" será un bonito recuerdo de algo que no regresará.
Cristhopher Nolan nos traslada a esa época grisácea, desesperante y no deseada, que recibirá a nuestro futuro, en su última producción: "Interstellar".
Sinopsis: Al ver que la vida en la Tierra está llegando a su fin, un grupo de exploradores liderados por el piloto Cooper (McConaughey) y la científica Amelia (Hathaway) se embarca en la que puede ser la misión más importante de la historia de la humanidad y emprender un viaje más allá de nuestra galaxia en el que descubrirán si las estrellas pueden albergar el futuro de la raza humana. (FILMAFFINITY)
1.) Podemos definir a Interstellar como un film épico, apasionante, y poderoso; quizá de difícil disección pues requiere una extrema concentración del espectador para albergar el cúmulo de ideas y sentimientos que abarca la historia en todo su contexto. El film es un bocado cinematográfico de altura, no solo brilla como una especie de carta futurística que proclama un cruento desenlace para el planeta en el que habitamos, sino que en medio de ese envoltorio creado, se advierte una profunda historia de amor familiar, tan cercana y tan distante a la vez. Y es que a eso vamos; el film se embarca en una misión extrema al tratar de buscar vida en otros planetas por medio de un agujero de gusano. ¿Irreal? ¿Exagerado? Para nada. Nolan trata de explicarnos su historia con mucho detenimiento y con un exquisito desarrollo que no envidia a ningún director actual. Durante la primera parte, asistimos a la observación minuciosa y detallada del rutinario día a día de una familia cualquiera en algún lugar del mundo, los cuales conscientes de su condición y la de su planeta se refugian en lo único que los sustenta: las cosechas de maíz. Posterior a eso se descubren los primeros detalles: Cooper fue ingeniero y piloto de la NASA que, al igual que muchos, debido a las crisis y el empeoramiento de la condición de vida del planeta renunció a lo suyo para mantener a su familia a salvo; pero se percibe en él un incesante anhelo de dar a sus hijos una mejor calidad de vida. Cooper los adora, y sobre todo mantiene una estrecha relación con su hija (Murph). Las cosas se van dando y él como padre debe tomar la decisión de quedarse en la Tierra y ver cómo la generación de su hija será la última que vea la luz del sol, o marcharse en una misión que requerirá tiempo, sacrificio y lágrimas.
2.) ¿Qué brinda el film? La respuesta es sencilla. En "Interstellar" se percibe a un Nolan mucho más comprometido, esforzado hacia los sentimientos, mucho más meticuloso en cuanto a las relaciones humanas, y que sabe cuidar aun los mínimos detalles para facilitar la empatía con la audiencia. Nos creemos el amor de Cooper hacia sus vástagos, entendemos sus decisiones y sufrimos con sus reveces, sus dudas, sus problemas; formamos parte de cada uno de sus inconvenientes, nos convertimos en un piloto más, y anhelantes de ver el rescate de la humanidad. Y es aquí cuando la historia se vuelve más enérgica y muchos guiños a grandes obra de ciencia ficción que el séptimo arte ha ofrecido son emitidos (en especial a la magnífica obra de Kubrick: "2001: Una odisea en el espacio"). El film se vuelve más efusivo e incrementa su ritmo al realizar el viaje por el espacio. Y al decidir ir a cada uno de los planetas que "ellos" han creado, obtenemos una gran dosis de acción combinada con altos momentos de intriga. Es aquí cuando la película entra a su epicentro y manifiesta el origen de la misión: encontrar un lugar para vivir.
3.) En "Interstellar" además afloran otros sentimientos enraizados que la humanidad ha hechos inherentes a lo largo del tiempo. Desde la más cruel traición y el engaño, hasta el más eminente sentimiento de pertenencia; desde el más profundo remordimiento hasta el más callado sentimiento de soledad. El ser humano es una caja de sorpresas, que busca en muchos casos el bien individual, pero el colectivo se hace más complicado de avivar. "Interstellar" habla de cooperación, de rescate, de vida. Un film apocalíptico sobre la supervivencia; no solo el más avanzado y desarrollado sobrevive, sino el que más ama; porque en el fondo de eso va la historia: de amor. Un sentimiento innegable que rige el mundo. Por amor a los suyos es que Cooper se embarca en una misión que difícilmente tiene retorno; por amor hacia su especie es que un gran grupo de pilotos y/o astronautas se juntan para perpetuar la vida. Y Murph es el sello, esa garantía que define lo que es amar: la solución que oferta el universo hacia un mundo en desorden, acabado y corrompido.
Poco que objetar al film, quizá excesivo en ciertos planteamientos científicos-físicos que pueden llegar a causar escozor, o un clímax poco creíble que desorganiza o divide (por así decirlo) el planteamiento inicial y lo desarrollado hasta entonces. Aun así la película consigue conmover, entretener y sobre todo reflexionar sobre ciertas acciones y aptitudes del ser humano.
"Interstellar" es una epopeya espacial que se queda grabada en la retina; impresionante en su técnica, en su banda sonora (Zimmer de nuevo regala soundtracks que impresionan) y sobre todo en su revitalizado mensaje, muy surrealista, íntimo y onírico.