De Terrence Malick he podido ver sus tres últimos films. La delgada línea roja logró enamorarme por su realización, pausada, pero notablemente bella. Luego en El Nuevo mundo consiguió gustarme otra vez, pero sin llegar a lo que causó el film anterior; hubo ciertas partes que se me hicieron muy pesadas y aburridas, pero como relato posee una extraña belleza que al menos a mí, me cautiva. Es que los films de Malick tienen la capacidad de enamorar o despreciar. Tal es el caso de su más reciente film, El árbol de la vida, que ni bien salió el tráiler muchos ya lo alababan y otros más lo criticaban. Muchos, al contrario estábamos al margen , esperando que su realización nos vuelva a sorprender. Ese es mi caso, me he llevado una grata sorpresa.
En los años 50. El film narra la evolución de Jack, un niño que vive con su madre (Jessica Chastain), que encarna el amor y la bondad, mientras que su padre (Brad Pitt), que representa la severidad, es el encargado de enseñarle a enfrentarse a un mundo hostil. Sean Penn interpreta a Jack en la edad adulta. Por otro lado, se trata también la historia del Universo desde sus orígenes.
El árbol de la vida es un hermoso film, un retrato artístico de la vida misma en varios aspectos humanos. Un viaje alucinante por el alma, un paseo cinematográfico por los orígenes de la existencia de la creación, una epopeya visual y espiritual. Malick se presta para presentarnos diversas cuestiones que hasta el dia de hoy siguen cavando profundamente en la mente del hombre, preguntas como la creación, la extinción, el bing bang, Dios, la familia, el origen de todo lo existente, y nos lo plantea desde su óptica, que de por sí ya da para polémica, pero siendo un realizador apasionado por lo que ve y percibe a su alrededor, simplemente hay que contemplar y analizar; tras eso juzgar.
El árbol de la vida es un hermoso film, un retrato artístico de la vida misma en varios aspectos humanos. Un viaje alucinante por el alma, un paseo cinematográfico por los orígenes de la existencia de la creación, una epopeya visual y espiritual. Malick se presta para presentarnos diversas cuestiones que hasta el dia de hoy siguen cavando profundamente en la mente del hombre, preguntas como la creación, la extinción, el bing bang, Dios, la familia, el origen de todo lo existente, y nos lo plantea desde su óptica, que de por sí ya da para polémica, pero siendo un realizador apasionado por lo que ve y percibe a su alrededor, simplemente hay que contemplar y analizar; tras eso juzgar.
En el film hay dos partes claramente diferenciadas, la primera nos ofrece un paseo por el cosmos, nos remontamos hacia los orígenes más recónditos de todo lo que hay y existe. Malick propone un recorrido cargado de potentes imágenes, llenas de admirable belleza, planos en picada, acompañados de una fotografía magistral (sí, increíble, alucinante). Tal vez satura los minutos, pero a la vez es una parte introductoria a lo que después viene, una manera de llevarnos y prepararnos para la historia de la familia en sí, el núcleo social, que es ya la segunda parte del film, y en el cual podemos notar ya una claro simbolismo de lo majestuoso y grande a lo pequeño y vital.
Nos transportamos de la concepción del universo a la concepción de la vida. Malick nos presenta lo macro y lo micro; realiza una exaltación a la creación, un bello canto a la naturaleza, y luego nos envuelve en un tema que particularmente encontré muy atractivo: la perfección de Dios y la imperfección del hombre. Pues claro, Malick desde un inicio sea cual sea el motivo exalta a ese “alguien” que tiene el control de todo lo que hay, aunque en su medida no se logra descifrar explícitamente, pero se entiende subjetivamente esa presencia. Lo perfecto, lo divino, lo creativo. Luego nos transportamos a la imperfección del hombre, a través de la historia de Jack; una familia que poco o nada puede envidiar a otras tantas, un ejemplo de hogar, pero que al transcurrir los minutos se palpa que no todo está tan bien. Y la imperfección del hombre radica en dos contrapuntos maravillosamente expuestos en el film: primero el padre de Jack (un soberbio Brad Pitt), un hombre que ama indudablemente a su familia, a su esposa e hijos, y les enseña a estos con mucha disciplina y severidad que no todo en la vida será color de rosa, nada es lo que parece y que deben enfrentar la vida con coraje y determinación. Su hijo lo ama, pero lo desprecia a la vez, tiene una especie de confusión que lo incita a sentir amor y odio, encarna la sutileza que cualquier hijo (y humano) puede sentir por su padre (o Dios). Luego esta la mamá de Jack, que encarna todo lo contrario, el amor demostrado a través de un afecto entrañable. La dulzura, la apasividad, la mansedumbre, la ternura; todo lo contrario a lo que su padre le ofrece, o mejor dicho, expuesto de una manera más hermosa (porque indudablemente el padre ama a su hijo). Y en estos dos contrapuntos se manifiesta la imperfección del hombre a la que Malick hace referencia, pero sorprendentemente caigo en cuenta, de nuevo de otro maravilloso simbolismo que el film demarca: Dios mostrado a través del padre y la madre de Jack. Me han de decir, pero ¿todo es Dios? El film tiene un alto contenido espiritual (no religioso, nótese la diferencia), desde sus inicios hasta su fin (no tomando en cuenta una escena que transcurre en un templo y ese plano introductorio con aquel pasaje bíblico del libro de Job, "¿Dónde estabas tú cuando yo echaba los cimientos de la tierra?" Malick nos abre una puerta para comprender de qué irá el asunto); porque lo espiritual trasciende sobre lo religioso, y no sé cuál sea la postura de Malick o cuales son sus creencias, pero el film es un canto en honor a ese creador. Por eso hablo de que a través de los padres de Jack encontramos dos partes vitales en Dios. Por un lado su amor, y por otro lado esa parte que muchos desconocen, que es la severidad o dureza que algunas veces usa para corregir y enseñar. Y ahí es cuando como seres, no comprendemos por qué ocurren muchas cosas; y nos enojamos con ese creador o le restamos importancia. Quiero creer que Malick es un visionario, que ofrece una multitud de lecturas es interpretaciones a sus films (eso adoro de las películas, que dejen pensando), que cada uno de acuerdo a lo que aprecia y cree logra captar ese mensaje… o como decía nuestro amigo Sean Bauer, a veces no lo entiendes enteramente, pero tiene ese algo que te encanta. Muchas cosas que nos gustan no tienen su explicación, pero no por eso nos vamos a partir el cogote tratando de sacar conclusiones a la ligera. El árbol de la vida es por tanto un film que incita al análisis, a la meditación, a la reflexión. Su final, nuevamente impulsa a la perduración de la vida, su eternidad, su gozo.
Además de todo este planteamiento filosófico y/o espiritual al que alude Malick, seria en vano si no contase con un apartado que cumple a la perfección todas sus tareas, hablo de su brillante, única y maravillosa fotografía (¿Oscar para Emmanuel Lubezki), su estupenda Banda Sonora (muchos ya saben la predilección que tengo por las piezas de Desplat), su increíble montaje (un trabajo de edición enorme), además de sus efectos visuales y sonoros y su bien puesta ambientación.
Otro de los recursos que utiliza el film y que me parecen apropiados son las voces en off, a las que en próximos visionados espero sacarles más partido, porque transmiten mucho esos discursos dictados a través de imágenes poderosas. Y si soy franco lo único que aun no me cuadra enteramente de esta pieza de arte es el personaje de Sean Penn, vale, yo pienso que era muy necesario, pero tal vez en el conjunto de la obra, en su compendio final resulta desencajado del resto, no pude evitar sentir un cierto cosquilleo que me decía, ese personaje sobra…
De lo demás solo disfrutar. Las actuaciones están excelsas, y comienzo por el que tal vez muchos aun no han reconocido lo suficiente, me refiero a Hunter McCraken que encarna al joven Jack, una actuación aplastante, que incluso acapara mucho más que algunos de los principales como Pitt y Chastain (que están como dije maravillosos, cada uno con su característica bien diferenciada). Una actuación revelación que espero sea tomada en cuenta, porque es verdaderamete merecida (aun es difícil sacarme esa escena con su hermano menor del “pégame si quieres”, entre lo tierno y sublime)
En definitiva, Malick nos cuenta algo que a muchos los dejara indiferentes, a otros enamorará y a otros les causará tedio. Soy de los que admiro el film por su proeza cinematográfica, por su riqueza en metáforas y simbolismos, y por su propuesta diferente y visionaria.