Crítica de The Fighter (El luchador)

Nota: 7/10

Las películas que hablan sobre las historias de personas que han pasado de lo más bajo hasta lo más alto al destacarse en algo en especial ha sido un tópico que Hollywood lo ha explotado por mucho tiempo, especialmente en los casos deportivos. En the Fighter, el director David O. Russel nos presenta la historia verídica de Micky Ward, un joven boxeador quien es entrenado por su medio hermano Dicky Eklund, mientras este lucha por levantarse tras estar inmerso en el mundo de las drogas y la delincuencia.

Bajo esta premisa se construye una película muy bien rodada. La presentación y narración de los hechos está esquematizada de una forma que hace que uno se sienta a gusto y pueda disfrutar sin problemas de lo que se está proyectando. El film retrata la perseverancia y la lucha que cada uno sostiene cuando el mundo se le viene abajo y solo depende de sus propias fuerzas para poder salir adelante. El toque central y los conflictos del film están recreados muy bien, y el avance y desarrollo de igual manera, destacando sobre todo la relación familiar del protagonista y la relación con su novia (que aunque faltó explotarla un poco más, quedó creible y muy ajustada). Lo reprochable del film podria estar en la carencia de profundidad emocional en varias escenas, especialmente en aquellas en donde se necesita de una explosión o una faceta más abierta del personaje central, encarnado por Mark Whalberg; lo que digo es que falta un pelín de consistencia ya que este es opacado parcialmente cuando comparte escena con Cristhian Bale, quien está sobresaliente en su caracterización de hermano cuyo único objetivo es de ayudar pero que está caido debido a las drogas, y aunque desee levantarse, la adicción le es más fuerte.
La película además tiene un gran reparto; ya me referí a Bale, quien está Magnífico (oscar casi seguro, una interpretacion brillante) y a Whalberg, quien está correcto, pero por debajo de Bale, pero también hay que rescatar el extraordinario labor de dos actrices que lo entregan todo: Mellisa Leo y Amy Adams. La primera encarnando a una madre histérica, que desea lo mejor para sus hijos pero que peca de controladora; y la segunda una camarera apasionada y entregada en ayudar a su novio en su futuro deportivo, que tendrá uno que otro enfrentamiento con la familia de este. Ambas se roban las escenas con actuaciones de altura, realizadas con solvencia y solicitud.
La película es un recorrido bien diseñado por el entorno social y familiar de Micky, desde los títulos iniciales nos podemos dar una idea de lo que estamos por difrutar, pero lastimosamente la falta de exploración interna y emocional, vuelve débil la carga sentimental de la película y hace que el espectador no se sienta atraido a la historia central sino más bien a la historia de los secundarios.


Pero en resumidas cuentas, es un film lleno de esperanza y que dejará un buen sabor de boca al terminar el visionado. A destacar un buen final, que se ha ganado mi aprecio al no ser tan dramático y clicheado como otros films de este estilo.