Crítica de The Descendants (Los Descendientes)

Nota: 8/10

Matt King (George Clooney), casado y padre de dos niñas, se ve obligado a replantearse la vida cuando su mujer sufre un terrible accidente que la deja en coma. Intenta torpemente recomponer la relación con sus problemáticas hijas -la precoz Scottie, de 10 años (Amara Miller), y la rebelde Alexandra, de 17 (Shailene Woodley)- al tiempo que se enfrenta a la difícil decisión de vender las propiedades de la familia. Herederos de la realeza hawaiana y los misioneros, los King poseen en Hawai tierras vírgenes de un valor incalculable.

Nominada a 5 premios Oscars, el último film de Alexander Payne lleva por título: Los Descendientes, una interesante adaptación de la novela de Kaui Hart Hemmings.

La última película que rodó este genio director fue Sideways, que cosechó éxito de crítica y de público, además del codiciado premio de la Academia a mejor guión adaptado. En esta ocasión es fácil entender, cuando se ha visto parte de la filmografía de un director como Payne, por dónde va a ir el asunto al observar tan solo el tráiler de la película.

Hawai, sinónimo de alegría, diversión, felicidad. Difícilmente tendremos una idea mala de este pequeño paraíso terrenal, pero en esta cinta las cosas son diferentes.

Los Descendientes es un drama con ligero toque de comedia sobre una crisis familiar en esta preciosa isla. Una película suave, inteligente y que sabe aprovechar los sutiles toques del director con el fin de transmitir muchas emociones y sentimientos.

Los descendientes habla sobre las relaciones familiares en los puntos más débiles del ser humano: El esposo trabajador que se ve de la noche a la mañana "responsable" de su hogar tras el accidente de su esposa; su mujer en coma, destinada a partir irremediablemente; sus hijas, una atravesando plena pubertad con problemas en la escuela y la otra en una etapa de adolescencia de rebeldia extrema. En este film encontramos la metáfora clara de "Problemas en el paraíso". Para King las cosas no funcionan bien desde hace mucho y no solo debe lidiar con el accidente inesperado de su esposa, sino con la decisión trascendental de vender las tierras que durante generaciones les perteneció a su familia.

Clooney expresa con gran capacidad actoral un personaje lleno de matices; particularmente encuentro su trabajo estupendo, tanto en lo dramático como en la comedia, logrando un equilibrio perfecto y armonioso que no desentona en lo absoluto. Su personaje se embarca en la incesante búsqueda de la verdad, en su desesperación por encontrar respuestas a lo acontecido, al sentirse vulnerable por el accionar que no pudo evitar. Nos sumergimos en sus remordimientos, en sus sentimientos de culpa.

***Spoiler:

Uno de los momentos más vibrantes de la cinta aparece justo en el momento en que su hija Alexandra (Shailen Woodley) le confiesa que su madre le fue infiel. Esta parte viene a ser una especie de antítesis ante todo lo que Clooney había construido como mujer perfecta, un pequeño golpe bajo para su hombría, un descubrimiento con cual vendrá a preguntarse ¿qué sucedió? ¿por qué sucedió? y a lo largo de la cinta lo comprendemos ***

Los descendientes habla sobre legados; ¿cuál es el legado que King les deja a sus hijas? ¿la experiencia de una infidelidad? ¿el bochorno de una sociedad? Payne nos traslada hasta el corazón de Clooney y nos ofrece la oportunidad de disfrutar de sus decisiones las cuales están pensadas con el alma por el futuro de sus hijas.

Los descendientes es real en su planteamiento, sin demoras, sin tapujos y sin vacilaciones. Un drama que nos hace reflexionar sobre asuntos de verdadera importancia en el ámbito familiar. Una historia hermosa y dura a la vez enmarcada y dirigida con el mayor de los aciertos (no puedo imaginar a otro director que no sea Payne tras las cámaras de The Descendants, o tal vez un Reitman podría hacerle competencia); un guión que conjuga perfectamente cada plano y subtrama para que todo quede enlazado sin grietas, y unas actuaciones de primera que solo aúnan más el hecho de disfrutar de una película sencilla pero a la vez potente.